El inmaculado


Nuestro ya exministro de Sanidad, ha tenido la caridad de compartir con nosotros, vulgo pueblo, su inmaculada condición, públicamente refrendada por nuestro Amado Líder y probablemente adquirida por el meritoriaje de ser su soldado, Soldado de Pedro, (Sol de Occidente). Ya sabemos que todo se pega menos la hermosura y la de Pedro Bello, (Lucero de los Hombres), por más que sea enorme, tampoco se comparte.

"No me arrepiento de nada". Tantas veces lo oí yo en mis tiempos de mocedad a alguno de mis coetáneos, las más de las veces en vías de alcanzar la embriaguez, y entonces pensaba qué tipo de ser agusanado sería yo que me arrepentía de una buena parte de mis incautas acciones, si no de casi todas.

Con los años aprendí que era algo así como costumbre o que quedaba bien, eso de decir que, echando la vista atrás, no te arrepentías de nada de lo que habías hecho. Daba una cierta sensación de seguridad en uno mismo o en su patente gilipollez, no sé muy bien, pero lo cierto es que cuando yo decía, porque en aquella época ya no me lo callaba, que yo sí me arrepentía de algunas cosas, más de uno me miraba achinando los ojos y dudando de mi integridad como persona que va adquiriendo cierta experiencia vital. 


Hoy en día, habiendo, sin temor a equivocarme, doblado la esquina de mi existencia, tengo meridianamente claro que he hecho muchas cosas mal y me arrepiento de ellas, quiero que sean borrados mis pecados y me quiero convertir porque el Reino de Dios está cerca, con el permiso de Pedro I el Exhumador, (Guía de los Pueblos), no vaya a pensar que ponemos al Señor por delante de él para que le haga sombra. De otra forma estaría reconociendo abiertamente que lo he hecho todo bien y no hay nada que corregir, mejorar o sencillamente no repetir y la verdad, mire usted, es que, al contrario que Don Salvador y Don Pedro, (Faro de la Humanidad), yo no me veo tan perfecta. 


Comentarios