Est que vous êtes maricón? Mon dieu! ¡Entonces no!


No soy amiga de clichés, pero al leer la noticia de la sentencia por la que en Francia se permite excluir definitivamente a los homosexuales como donantes de sangre, me asalta una duda: ¿No será que nuestros galos vecinos quieren dejar claro que su largamente estereotipado comportamiento cursi y afeminado, es sencillamente eso, un manido tópico? Y para que conste en acta, no se les ha ocurrido otra idea que la de proclamar que si eres un hombre y te beneficias a otro de tu mismo sexo —y condición, supongo—, eres un apestado vicioso y enfermo potencial que en la patria de la libertad, la igualdad y la fraternidad no tiene cabida.

Igual es que están disimulando porque han considerado la reflexión de la Montero de que con el traspaso de células, órganos y fluídos se transmite también la condición intrínseca del ser humano trasvasante, pero no se atreven a decirlo así a las claras.

Si lo de Francia me escuece, lo de la Unión Europea me escama. Dios me libre de los tibios. Europa dice que bueno, que se puede considerar, que si el estadomiembro lo estima, que se les puede vetar que vayan a donar sangre, que depende de la eficacia de los métodos de detección de enfermedades que no recomienden métodos menos coercitivos... Vamos, que no han hecho más que remover las aguas. Ya veremos en qué queda todo esto.

En general no me suenan nada bien las frases en las que se utiliza cualquiera de los verbos prohibir, vetar, negar, vedar y algún otro, pero aquí se suma la discriminación por el hecho de ser un hombre —de las mujeres no se dice nada— homosexual. Si pregunto qué tendrá que ver la velocidad con el tocino, seguro que hay alguien que me salta que si pisas un trozo de tocino, coges mucha velocidad, así que prefiero sin duda alguna quedarme con la opinión española, en concreto la de la Organización Médica Colegial, que por boca de su presidente, don Juan José Rodríguez Sendín, expresa su opinión de una forma muy sensata y muy prudente, que es lo mínimo que se puede esperar de un asunto como este.

Este doctor, que sabe mucho más de Medicina que muchos y desde luego que yo, lo deja claro con sencillas frases. La primera es que lo considera un tema delicado que tiene que ver con más detenimiento, pero añade otras como que, "Todas las personas son candidatas a tener todas las enfermedades" y que lo que vale es que no se esté enfermo, no que se sea o no homosexual. ¿O es que ahora solo es este colectivo el que transmite pestes varias? 

Cuando uno va a donar sangre, se le hace una pequeña entrevista y como no puede ser de otra manera, se analiza una muestra, entonces, ¿dónde está el problema? ¿No son totalmente fiables esas pruebas? Si es así, ¿nos están queriendo decir desde Europa que puede que la sangre que circula por ahí, nunca mejor dicho, no es completa y absolutamente segura? ¡Amos!

De todos modos y por si a algún francés aún no se le hubiera ocurrido, sepan que el sospechoso de pecado nefando no tiene nada de diferente que se pueda detectar clínicamente, así que si no se lo confiesa, no se van a enterar. Tengan cuidado porque igual un día les insuflan la sangre de un marica no confeso. A ver si se les va a pegar.

Ya no sé si dejar de alarmarme porque en Rusia no se permita conducir a desviados ni a enfermos mentales, con el fin de proteger a los niños y atender a la seguridad vial, esa gran desconocida en la Federación.

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