¿En qué idioma hablamos?

No voy a decir yo que haya que llegar adonde llegó el ilustrísimo don Miguel de Unamuno y llamar Shakespeare, (léase tal cual está escrito), a Shakespeare, (léase tal cual se dice en inglés, o sea, más o menos, Shekspier), pero mucho me temo que va a llegar un momento en el que terminemos hablando como muchos en Puerto Rico y no se me ofendan, que ya no se sabe si hablan inglés o español o una mezcla de ambos por algunos llamada espanglish, palabra por cierto, recientemente añadida al diccionario de la RAE en su vigésimotercera edición.

Sin entrar en si este fenómeno ocurre con mayor o menor frecuencia en otros países de habla hispana, en España es algo que está a la orden del día y a mí, si me permiten la pataleta, me saca de quicio. Creo que estoy en condiciones de asegurar que no existe una palabra extranjera de las que se nos han colado en nuestro riquísimo y amplísimo idioma, a la que no se le pueda encontrar un equivalente en español. Les reto a que prueben.

Un barbarismo de vez en cuando, pues oiga, a lo mejor no está tan mal, digo yo por no parecer tan intolerante. ¿Un picnic en lugar de una merienda campestre? De acuerdo. ¿Carnet en lugar de cédula de identidad? También. ¿Gritar ¡gol! en lugar de ¡objetivo!? Parece más que justificado. ¿Boutique para no decir tienda, que queda menos fino? Pase siempre que no sea "La boutique de la carne", carnicería que existió y doy fe de ello, pero de ahí a llamar celebrity a lo que ha sido toda la vida un famoso, gloss al brillo que nos hemos puesto siempre en los labios, test a un examen, prime time  a esa hora en la que sobre todo las madres, nos sentamos por fin a ver qué ponen en la tele o reality show a aquel programa donde todo es o parece real como la vida misma, me da a mí que hay demasiado salto.

Otro asunto no menos lamentable, corresponde a las malas traducciones directas, como es el caso de palabras como santuario, cuando se la invita directamente del inglés y llega el locutor de turno y nos habla de que las Tablas de Daimiel, pongamos por caso, es un santuario de aves migratorias. Señores, sanctuary en inglés significa refugio, no santuario. Para ahondar en estos horrores, nada mejor que leerse las instrucciones de cualquier electrodoméstico fabricado fuera de nuestras fronteras, pero no querría dejar pasar perlas del tipo vacunear la carpeta, (vacuum the carpet), para decir pasar la aspiradora a la alfombra, modelos científicos acurados, (accurate scientific models), para modelos científicos precisos, te llamo pa'tras, (I'll call you back), te llamo más tarde, guachimán, (watchman), por vigilante y por cierto aceptada por la RAE y muchas otras más.

Nunca le he tenido especial simpatía a don José María Íñigo, pero hoy he de declararme públicamente una de sus admiradoras más incondicionales, además de por muchas coincidencias con su manera de pensar, por su férrea defensa del uso del español cuando se habla español. Si gustan, pueden disfrutar de su sección Hablemos español dentro del fantástico programa que dirige los fines de semana doña Pepa Fernández, No es un día cualquiera, en Radio Nacional de España.

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