Ni Mas, ni menos

¿De modo y manera que no juran ni prometen cumplir y hacer cumplir la Constitución ni tampoco lealtad al Rey, pero les ofende grandemente que su majestad no les reciba en casa? Pues yo no lo entiendo. Ofendido debería estar él, como lo estaríamos la mayoría de las gentes de bien si nos importaran las estupideces de un montón de cretinos, cuando, pongamos por caso, se pitó y silbó al himno español en la final de la Copa del Rey.

Bien que sonreías complacido entonces, ¿eh, Arturito? Ante tamaño desmán, grosería y falta de educación, el Rey se mantuvo impertérrito con un par. Si yo hubiese estado en sus zapatos, habría agarrado la copa debajo del brazo y habría salido por la puerta de su insigne estadio de usted, sin haber dicho ni un ay y además habría eximido al Barça del sacrificio de jugar otra Copa del Rey-opresor del estado español, en los futuros milenios venideros.

Pues déjeme decirle, señor Puigdemont i Casamajó, que la promesa que ha hecho usted esta mañana no sirve de nada. Tan sencillo como que no es válida para su investidura como presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, puesto que no se ajusta a lo que exige la ley orgánica del régimen electoral general, en tanto en cuanto usted no ha cumplido con el requisito de jurar o prometer lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución.

Dicho esto, solo me queda añadir que si usted no es presidente de Cataluña, no podrá ni hacer ni deshacer, ni tomar las decisiones propias del presidén, porque serían nulas de pleno derecho. Solo espero que los abogados del estado hagan lo que tienen que hacer y que de una vez hagan cumplir la ley a todos los que con la democracia en la boca, no hacen más que incumplir el mandato de las urnas.


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